El escultor zapoteco habla de su próxima exposición Terremoto/Xu roo, que comenzó a crear con madera de las vigas de las casas destruidas tras los sismos de 2017
El escultor Víctor Cha’ca (Víctor Orozco, Juchitán de Zaragoza, 1948) concluyó las esculturas de formato mediano de su próxima exposición, Terremoto/Xu roo; un proyecto que germinó del miedo y del dolor que el artista zapoteco sintió tras la devastación del terremoto de septiembre de 2017 en Juchitán de Zaragoza, Oaxaca en la región del Istmo de Tehuantepec.Tras el sismo de magnitud de 8.2, que dejó muerte y dolor en su tierra natal, el artista zapoteco se dedicó a rescatar la madera de las vigas de las casas antiguas para erigir un tzompantli o muro de calaveras.
El proyecto escultórico partió de ese acontecimiento. Cuando las familias zapotecas, al no lograr la reconstrucción de sus viviendas de manera tradicional, comenzaron a deshacerse de las vigas, las planchas y los murillos de madera que las sostenían”, expone Cha’ca
El artista agrega que al no tener mantenimiento, las techumbres de madera se debilitaron y permitieron el paso del agua hasta los muros de adobe. “Las casas cuya antigüedad se remonta a la época virreinal y a los siglos XIX y XX, tenían un valor patrimonial e histórico invaluable”.
Tras la secuela dolorosa por los sismos del 7, 19 y 23 de septiembre de 2017, el artista se dio a la tarea de recolectar la madera rota (de guayacán, caoba, grisiña, huanacaxtle y granadillo) diseminada por las calles, y otra recibida por donación. Con ese material esculpió 70 piezas de más de un metro de altura, a las que les incorporó otros materiales reciclados que encontró en su ruta, logrando técnicas mixtas.
En su taller, ubicado en el municipio conurbado de Villa de Etla, se observa su labor artística. Lo que eventualmente terminaría en el fuego, hoy son esculturas que honran no sólo las casas que no volverán a erigirse, sino también el pensamiento de los zapotecas, pues los personajes escultóricos son parte de su mitología, y que Víctor Cha’ca escuchó en su niñez dentro de esas casas.
Asimismo, de ese tributo a los muertos a partir de esculpir pesados troncos de madera que un día fueron techumbre, se suma el interés del trabajador del arte (como se define el artista) por recobrar la historia que subyace en los maderos: el valor simbólico.
Según le contaron sus abuelos, antiguamente los familiares y amigos salían a buscar la madera en largas jornadas. “Se internaban más allá del bosque (guixiro), que se adentraban en la selva (guixido), llevaban agua y comida para muchos días, hasta encontrar grandes árboles con altas ramas para construir el tejado de sus casas.
Era parte del ritual de los recién casados, llevar un itacate para una semana o más, hasta encontrar el árbol más derechito, lo cortaban; primero, un tramo lo arrastraban en yunta y después, en carretas”, refiere.
UN PROYECTO QUE PERMITIÓ ALIVIAR UN POCO LA TRISTEZA POR LOS TERREMOTOS
Cuenta que fue doloroso ver cómo las vigas y los horcones de madera, de más de 100 años de antigüedad eran prensados por máquinas retroexcavadoras durante el retiro de los escombros.
Entonces me apresuré a rescatar la madera. Recorrí todo el pueblo y recogí lo que pude, también la compré, y en otros casos la recibí en donación”, resalta.
Cha’ca resalta que este proyecto fue lo que le ayudó a levantarse de la tristeza y el desgano luego del daño y el dolor que los terremotos causaron en su familia y en su pueblo. “A nosotros nos tiró una parte de la casa, pero hubo quien perdió a su gente”, recuerda.
El objetivo de Terremoto/Xu roo es la exhibición de una serie de piezas, entre cocodrilos, lunas, toros, mujeres, pero sobre todo calaveras.
Cha’ca con más 40 años de experiencia como pintor, escultor, grabador y ceramista, quiere exponer esta muestra en un museo de la Ciudad de Oaxaca y en otras entidades del país, donde los públicos se adentren en una mirada sensitiva ante el terremoto, bido’xu, “el dios que camina dando tumbos y le arranca alaridos a la tierra”.