Ante el desplome del 40 por ciento de la población de polinizadores por el uso indiscriminado de plaguicidas en los últimos 15 años, estimado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), México impulsa cambios legislativos y normativos para la protección principalmente de las abejas y la mitigación de riesgos a la salud y el medio ambiente.
La polinización que realizan insectos, aves y murciélagos es crucial para el correcto funcionamiento de los ecosistemas, la producción de alimentos y la diversidad de cultivos, ya que se estima que al menos el 75 por ciento de las cosechas a nivel mundial dependen de su actividad.
De acuerdo a información proporcionada a Excélsior por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el gobierno mexicano impulsa la modificación del Reglamento PLAFEST (Permiso de Importación de Plaguicidas, Nutrientes Vegetales, Sustancias o Materiales Tóxicos o Peligrosos), que data de 2014, para fortalecer los criterios de evaluación y uso responsable de estos productos utilizados contra plagas, enfermedades y malezas en el campo, a la luz de nueva evidencia científica.
Además, se trabaja en la entrega de información técnica y pruebas que respalden y fortalezcan el decreto de prohibición de plaguicidas, en particular la eliminación gradual del glifosato, publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), el 13 de febrero de 2023, como parte de una estrategia integral, con el fin de respaldar decisiones regulatorias basadas en riesgo real y protección ecológica.
La Semarnat también dio a conocer que se avanza en la construcción de la Estrategia Nacional para la Recolección de Envases Vacíos de Plaguicidas, que contempla mecanismos para garantizar su correcta disposición final.
De forma paralela, se realizan acciones de sensibilización y capacitación dirigidas a pequeñas comunidades de agricultores sobre los riesgos asociados al manejo inadecuado de los plaguicidas y los impactos a la salud y al medio ambiente.
Muerte masiva
En una carta enviada en enero de 2025 a la presidenta Claudia Sheinbaum, la Organización Nacional de Apicultores, advirtió que la muerte masiva de abejas en México, especialmente en regiones como la Península de Yucatán, es una crisis ambiental y económica que amenaza la biodiversidad, la seguridad alimentaria y el sustento de miles de productores de miel.
Desde 2014, se estima que han muerto más de 600 millones de abejas, con eventos significativos en estados como Campeche, Yucatán y San Luis Potosí.
Las principales causas son el uso indiscriminado de plaguicidas altamente tóxicos, como el Fipronil y los Neonicotinoides, aplicados en cultivos industriales de maíz, soya y sorgo, junto con la deforestación, el cambio climático y la pérdida de hábitats naturales», señaló.
La misiva avalada por decenas de científicos y organizaciones de la sociedad civil, cita como incidentes destacados la pérdida de tres mil 300 colmenas en Hopelchén, Campeche, en marzo de 2023, y 300 colmenas en Tekax, Yucatán, en 2025, debido a fumigaciones agrícolas, algunas realizadas con drones.
Intoxicación
El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), confirmó que la intoxicación masiva de abejas reportada el 23 de enero de 2024 en San Francisco Suc-Tuc y Crucero Oxa, Campeche, fue causada por el uso de plaguicidas en parcelas cercanas a la zona.
El incidente provocó graves afectaciones a 22 apiarios y 516 colmenas, tres mil 630 días de empleo rural perdidos e impactos económicos estimados en dos millones 467 mil 352 pesos, que incluyen producción de miel, necesidad de enjambres y servicio de polinización.
El informe fue elaborado por el equipo de abejas de Ecosur, conformado por Jaime González Tolentino, Erick Vides Borrell y Rémy Vandam, quienes junto con apicultores y comisarios ejidales visitaron los apiarios, donde tomaron registros fotográficos y muestras de abejas muertas, que fueron conservadas en congelación.
Entre los días 24 y 27 de enero de 2024, el equipo de expertos inspeccionó apiarios ubicados a cinco kilómetros al sur de Oxa y a seis kilómetros al suroeste de Suc Tuc, donde se evidenció la mortandad masiva de abejas. «La mayoría de los 22 apiarios mostraban abejas muertas fuera de las colmenas, en el suelo y en los techos de las cajas, mientras que las abejas vivas presentaban síntomas típicos de intoxicación por insecticidas».
Además, se identificaron las principales parcelas agrícolas cercanas sembradas con maíz tecnificado y sorgo, donde se realizó una fumigación terrestre con un tractor tipo “mosquito”.