El Palacio de Bellas Artes es un ícono cultural y arquitectónico de México, pero entre sus detalles más curiosos y poco conocidos se encuentran una cabeza de perro integrada en su ornamentación.
Este elemento, que pasa desapercibido para muchos visitantes, tiene un significado emotivo ligado directamente con su construcción y su arquitecto, Adamo Boari.
¿Quién fue Adamo Boari y qué aportó al Palacio de Bellas Artes?
El diseño original del Palacio de Bellas Artes estuvo a cargo de Adamo Boari, un arquitecto italiano nacido en 1863.
Con estudios en Ingeniería Civil en la Universidad de Bolonia y especialización en Ingeniería Ferroviaria, Boari participó en numerosos proyectos en Europa antes de llegar a México, donde se convirtió en uno de los arquitectos predilectos del régimen porfiriano.
Entre sus obras más destacadas se encuentran el Palacio de Correos de México y, por supuesto, el Palacio de Bellas Artes, donde aplicó un diseño que combina elementos neoclásicos y detalles mesoamericanos, creando un edificio único en su estilo.
¿Qué significan las cabezas de perro en el Palacio de Bellas Artes?
Uno de los detalles más curiosos y emotivos de este recinto son las cabezas de perro que forman parte de su ornamentación exterior.
Este elemento no es decorativo al azar, sino que guarda un significado especial para Adamo Boari.
De acuerdo con historiadores y relatos arquitectónicos, Boari tenía una perra llamada Aída, quien lo acompañaba diariamente a supervisar las obras del Palacio de Bellas Artes.
Durante el largo proceso de construcción, Aída falleció, dejando un vacío importante en la vida del arquitecto.
Como homenaje, Boari decidió inmortalizar a su perra Aída en el edificio, integrando su imagen en forma de cabezas de perro como parte de los detalles escultóricos.
Este gesto refleja no solo el cariño que sentía por su mascota, sino también la costumbre de los arquitectos de esa época de plasmar símbolos personales en sus grandes obras.
¿Dónde están las cabezas de perro en Bellas Artes?
Las cabezas de perro se encuentran en la ornamentación exterior del Palacio de Bellas Artes, talladas en las zonas de mármol que decoran su fachada.
Aunque no suelen ser visibles para quienes no las buscan, forman parte del conjunto artístico que integra relieves, columnas y esculturas en el edificio.
Este detalle ha pasado desapercibido durante décadas, pero en los últimos años se ha viralizado en redes sociales, donde usuarios comparten su asombro al enterarse del emotivo significado detrás de estas figuras.
¿Cómo comenzó la construcción del Palacio de Bellas Artes?
La historia del Palacio de Bellas Artes inició el 1 de octubre de 1904, cuando comenzó su construcción bajo el mandato de Porfirio Díaz.
Su objetivo original era ser el Teatro Nacional, un símbolo de progreso para México, pero su edificación se extendió durante casi tres décadas, debido a problemas presupuestarios, técnicos y al contexto histórico de la Revolución Mexicana.
En un inicio, se planeaba concluirlo en cuatro años, pero el proyecto se detuvo varias veces hasta que en 1930, durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio, se retomó bajo la dirección del arquitecto Federico E. Mariscal.
Fue hasta 1932 cuando el edificio adquirió su nombre actual, Palacio de Bellas Artes, con el propósito de albergar museos y convertirse en la sede de las instituciones artísticas nacionales.
¿Qué otros secretos guarda el Palacio de Bellas Artes?
Además de las cabezas de perro, el Palacio de Bellas Artes cuenta con otros detalles arquitectónicos de interés:
- Su cúpula, diseñada con mosaicos de cristal en tonos naranja y amarillo, fue fabricada en Italia.
- El telón de cristal del escenario, con más de un millón de piezas, representa los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.
- Integra estilos art nouveau y art decó, además de detalles mesoamericanos en relieves y esculturas.